martes, 23 de mayo de 2017

Francisca García Batlle “Pacona”: Vivir en su tiempo.


Nació el 23 de mayo de 1905 en Coatepec, Veracruz, fue la penúltima hija de Francisca Batlle y Patricio García y Sedas. Su madre era descendiente de migrantes franceses, nacida en Santiago Tuxtla, y su padre, quien fungía como notario en Coatepec, era originario de Huatusco, Veracruz.
Pacona,como le gustaba que la llamaran, fue una mujer ampliamente conocida por sus contemporáneos, ya que además de ser poeta y dramaturga, fue actriz, directora, productora escénica, maestra y una de las primeras mujeres regidoras en el México posrevolucionario. Fundó tres escuelas en Coatepec y la región, y publicó un libro de poemas. Tenía el gusto por escribir en verso sobre todo lo que pasaba a su alrededor y sobre sus sentimientos; al respecto, su vasto archivo de manuscritos, en su mayoría inéditos, sirvieron como fuente para esta investigación.

Desde pequeña, Pacona tuvo la oportunidad de presentarse en público dentro de las veladas literarias, las tertulias y las presentaciones en teatros y salones que se hacían en Coatepec con fines filantrópicos. Pacona y un grupo formado por familiares y amigos estrenaron  la revista teatral “Ilusión”, aunque no sabemos de qué trataba la obra, por la época en que se estrena puede pensarse que es una obra hecha para mantener unido al pueblo católico en medio de las luchas Iglesia-Estado.
Ilusión, drama en dos actos escrito por Pacona, se estrenó en mayo 29 de 1926 y según crónicas de la época “era muy bello, pero muy dramático, la gente lloraba junto con los protagonistas”. Los carteles de las funciones casi siempre tenían la leyenda “incluido el impuesto al pobre”, que se recaudaba para la asistencia pública.

Entre los originales que Patricia (hija de Pacona) resguardó como parte del archivo de su madre, se encuentran ocho libretos para teatro y cinco libretas encuadernadas; los libretos están hechos en cuartos de cartulina color sepia y los títulos de las obras son: Cuento de Colores, Primavera, Las Noticias, Cántaro, Porque yo seré, La Estrella de Belem, El regalo de la “Casa Lyz”, así como La Compra.

Dentro de las cinco libretas, un total de 430 textos entre versos y diálogos, lo que deja ver el talento que tenía Pacona para convertir cualquier situación en una escena dialogada, ya fueran asuntos religiosos, didácticos, cívicos, sociales o autobiográficos.

Una característica de Pacona es que su obra trasciende las fronteras entre poesía, teatro, ficción, realidad, ámbitos público y privado, lo que resulta novedoso en una sociedad conservadora en la que, como parte del deber ser de las mujeres, estaba la idea de que se dedicaran primordialmente al cuidado de la familia o de los enfermos; lo que en el caso de Pacona pudo haberse convertido en una especie de salvoconducto que le permitió tener una vida pública justificada en el servicio social.
Cabe reiterar que la época en que Pacona residió en la ciudad de México, esa urbe se encontraba en un periodo de modernización y de una gran efervescencia cultural, gracias a la cual tuvo la posibilidad de conocer a mujeres creadoras (poetas, directoras y dramaturgas), así como a hombres con ideas nuevas, lo que posiblemente ayudó a que se sintiera con la libertad de iniciar su vida creativa en el contexto del México posrevolucionario.

En 1928 Pacona comienza a dedicarle algunos escritos a “Moy”, único nombre que publica de los hombres a los que escribe poemas de amor y desamor a lo largo de su vida. El odontólogo xalapeño Moisés Panes es el hombre con quien se casa el 1 de mayo de 1934, fecha en que escribe “La canción del hogar nuevo”. Casarse a los 29 años con un hombre que no pertenecía a las familias adineradas ni de Coatepec ni de Xalapa fue un motivo más de molestia de los padres de Pacona hacia su hija.
Moisés Panes y Pacona tuvieron dos hijos, Claudio Panes García (1935) y Patricia Panes García (1937). Durante los años de casada, Pacona escribió 85 textos y produjo varias puestas en escena. En 1939 la familia Panes-García tuvo que mudarse a Altotonga, Veracruz, donde estaba por inaugurarse un Hospital para tuberculosos, porque Moisés había contraído la enfermedad. Cuando Moisés Panes fue enviado a Altotonga, Pacona tuvo que mantener a la familia y lo pudo hacer gracias al kínder que fundó en la ciudad, en donde fungió como directora y maestra.

Pacona se separó de Moisés Panes años antes de que muriera, lo que permite entender porqué Pacona no volvió a mencionar su nombre en sus manuscritos. La pareja y sus hijos viven viajando entre Altotonga y Perote hasta 1944, año en que muere.  Moisés Panes y que Pacona y sus hijos se quedan a residir por dos años en Perote, en el barrio de Ocopila.

En 1947, cuando tenía 42 años, Pacona sufrió una embolia que la dejó en cama durante seis meses, por lo que fue llevada con su madre a Coatepec. Dicen que estuvo inconsciente todo ese tiempo y era alimentada a través de sonda hasta que, al parecer, el coágulo pasó y ella recuperó la conciencia. Debió aprender de nuevo a caminar, hablar y escribir, sin embargo sus escritos demuestran que no perdió la habilidad ni el gusto por la poesía; al contrario, apenas se recuperó, se fue a vivir a la casa de su amiga Cristina Fernández y continuó ensayando sus obras de teatro con parientes, amigos y alumnos de las diferentes escuelas de Coatepec.

En 1950 Pacona fundó un tercer jardín de niños ahora en la Escuela Cantonal “Benito Juárez” de Coatepec y, junto con la maestra Rechi, de Xalapa, se dedicaron a diseñar un programa de educación artística a nivel preescolar para la Secretaría de Educación Pública. Con su sueldo restauró una casa en la calle de Hernández y Hernández, casi esquina con Miguel Rebolledo, y ahí llevó a vivir a sus hijos.

Pacona fue la primera mujer regidora de su municipio un año antes de que Ruiz Cortines aprobara el voto femenino. El nombramiento de Pacona como regidora en 1952 pudo deberse a la intensa actividad que desarrollaba en los distintos círculos en los que se desenvolvía; tanto como maestra, promoviendo programas de educación artística para la Secretaría de Educación Pública, presentando obras de teatro para los festejos cívicos y escolares y participando activamente en la iglesia a través del apoyo al Hospital de Caridad y en los festejos de tipo religioso. De este modo, Pacona había tejido una extensa red social que involucraba a familiares, amigos, vecinos y alumnos de distintos sectores socioeconómicos. Posiblemente estas habilidades sociales y creativas llevaron a José Polanco a considerarla como regidora dentro del gobierno municipal.

El 5 de octubre de 1953, cuando apenas tenía 48 años, estando en su domicilio, se sintió débil, sus uñas se amorataron y murió antes de que los doctores llegaran a intentar reanimarla. Le hicieron varios homenajes y le dedicaron una ofrenda de día de muertos en Xalapa. En la actualidad, tres calles y una escuela llevan su nombre en honor a su labor como maestra y a su talento como poeta y dramaturga. Una está ubicada en Xalapa, otra en Coatepec y la última en la ciudad de México.

Cuando murió Pacona, la escritora coatepecana María Enriqueta escribió una nota para su madre. El vínculo entre Pacona y María Enriqueta se dio a partir de la admiración y agradecimiento que el grupo al que pertenecía la primera sentía hacia la segunda, por el renombre que había dado a su ciudad ante Europa. Es posible que por la diferencia en sus fechas de nacimiento y por sus lugares de residencia se hayan visto en muy pocas ocasiones; sin embargo, resulta significativo que María Enriqueta reconociera a Pacona como culta escritora, considerando que al morir solamente había publicado un libro con treinta de sus poemas.

Fragmento de la Tesis: Vida y obra de Francisca García Batlle “Pacona” (1905-1953), de la Mtra. Bina Isabel Lara Klahr.